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Una sociedad huérfana

 

A la consulta sobre “el político que mejor entiende el reclamo de la gente”, un 48 por ciento respondió “ninguno”. Por Mauricio Macri se inclinó el 17 por ciento de los participantes, igual porcentaje que cosechó la alternativa “otro”. Los demás candidatos sugeridos obtuvieron:

Daniel Scioli y Jorge Altamira: 0%; Sergio Massa: 7%; Hermes Binner: 3%; Julio Cobos: 3%; y José M. de la Sota: 3%.

Respecto a la dirigencia de la oposición, la opción “no está a la altura de las circunstancias” lideró con un 67 por ciento de los opinantes; mientras que un 24 por ciento estimó que “hace lo que puede” y solo un 9 por ciento opinó que “está a la altura de las circunstancias”. 

Por último, acerca del proceder de los ciudadanos que se oponen al gobierno, el rubro “hay que salir a la calle a exigirle cambios al gobierno” recogió un 62 por ciento de adhesiones; un 21 por ciento se inclinó por la alternativa “las protestas callejeras no sirven de mucho” y el 17 por ciento se inclinó por “esperar las elecciones del 2015 pasivamente”.

En fecha coincidente, la consultora Giacobbe & Asociados dio a conocer los datos surgidos de la encuesta nacional de opinión pública (1.500 casos) que realizó en septiembre de este año. Resulta significativo anoticiarse que más del 50 por ciento de los consultados admitió no tener definición ideológica (un 32 por ciento se reconoció “independiente” y casi un 21 por ciento admitió ser “apolítico”). El resto de los cómputos en el ítem “cómo se define ideológicamente” arrojó este resultado: peronista, cerca de 13 por ciento; kirchenerista, 6; de izquierda, 5; radical, casi 3 y medo; massista, 2; y de derecha, algo más de uno y medio por ciento. Un sugestivo 12 por ciento se anotó en “otros” (¡?).

Mucho más nítido aparece el ánimo de la sociedad con relación al oficialismo ya que ante el dilema “cuál es su posición frente a las próximas elecciones ejecutivas de 2015”, el 58,4 por ciento apuntó la opción “yo quiero que el kirchnerismo pierda”, mientras que algo menos del 23 por ciento eligió “yo quiero que el kirchnerismo gane”. A casi un 18 por ciento “le da lo mismo que el kirchnerismo gane o pierda”.

La intención de voto a presidente, que el estudio incluía, la lideraba Mauricio Macri con algo más de 28 por ciento, seguido por Massa y Scioli con 19,4 cada uno, lo mismo que el rubro “otro”; luego Binner con algo menos de 10 y Altamira con casi 4 puntos.

Ambos sondeos parecen reflejar con cierta nitidez, por un lado, el deseo de cambio conviviendo con la incertidumbre acerca de hacia dónde o por quién; y por otro lado, desinterés de la ciudadanía por la cuestión ideológica y aumento del divorcio de la gente con la política y con los dirigentes. Se puede deducir también que existe una alta dosis de desorientación, escepticismo y falta de confianza en quienes se ofrecen como alternativa.

Conclusión: una sociedad huérfana.

Así son las cosas; el gobierno, ya sabemos, ha decidido representar solo a sus adeptos, a la porción de ciudadanos que aceptan o justifican sus acciones, y quienes buscan posicionarse o ya se han lanzado a la campaña por sucederlo están ocupados en sus tácticas, en sus movimientos electorales, en su “imagen”; cobijados por sus mezquindades.

¿Entonces? Sergio Berensztein, director de Poliarquía Consultores, escribió en Perfil el 2 de noviembre pasado: “Los fracasos del Estado son tan cotidianos y constantes, como evidentes. La sociedad los sufre, impotente, pero al parecer no quiere por ahora reaccionar. ¿Cómo explicar tanta pasividad ciudadana? ¿Por qué los argentinos, sobre todo aquellos de clase media y media alta, han dispuesto que las cacerolas estén bien guardadas?”

¿Pasividad? Más bien parece hartazgo. Impotencia. Y orfandad

La gente hizo su tarea. ¿Qué más se le va a pedir a la gente? Las movilizaciones multitudinarias (cacerolazos) de 2012 y 2013 y su desemboque en la elección de octubre del año pasado, fue lo que puso fin al proyecto de reforma constitucional para habilitar la posibilidad de continuidad del oficialismo. La gente “no sale con la cacerola y la guarda sin que nada cambie” como puede leerse por ahí; genera condiciones para los cambios. ¿O hubiera existido el famoso voto “no positivo” de Julio Cobos sin esa mayoría que se movilizó reclamándole al gobierno que dialogara con las organizaciones gremiales empresarias del agro para resolver aquel conflicto evitable que el oficialismo provocó y jamás reparó? ¿No fue la gente, después, quien les propinó un duro revés electoral a Néstor Kirchner y su ejército obediente de “candidatos testimoniales”, incluidos el mahatmanauta Daniel Scioli y el pulcro Sergio Massa, en las legislativas de 2009?

El problema es que quienes luego tienen que ejercer la representación de la gente y encauzar los reclamos desertan de esa responsabilidad, porque la política se ha convertido (salvo contadas, honrosas, excepciones) en un aguantadero de inescrupulosos y especuladores, entre otras cosas peores; porque el quebranto del sistema de partidos y la degradación de las estructuras partidarias coronan el colapso democrático argentino actual.

Y para completarla, después culpan a la gente “porque se equivoca al elegir” entre las engañosas opciones que termina ofreciendo esta democracia tramposa que han construido.

© Ricardo D. Martín 

 

Entre el 21 y el 26 de octubre, 118 personas participaron de una encuesta nacional que lanzamos desde esta web y desde nuestra página de Facebook, PP (Parlamento Popular). Este es un análisis de los resultados y algunas otras consideraciones.

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